COMO ORAR
Entonces, así es como debes orar,
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.” Mateo 6:9 (RVR1960)
¿Quién mejor para enseñarnos a orar que el mismo Jesús? En Mateo 6, nos da el regalo de una hoja de ruta para guiarnos en nuestros momentos de oración. Como Jesús nos enseña, ante todo debemos enfocar nuestras mentes a quién le estamos orando. Dirigimos nuestras oraciones a nuestro Padre celestial.
Esta es una imagen maravillosa de un Dios soberano que también es un Padre íntimamente cercano. Dios no es un padre cualquiera, es un buen padre que abraza a un hijo pródigo, protege y provee para todos sus hijos. De modo que podemos apoyarnos en la oración con total confianza en el cariñoso consuelo y carácter de nuestro Dios.
Jesús continúa diciendo: “Santificado sea tu nombre” o “Santo es tu nombre”. El orden es digno de mención. Al comienzo de la oración se nos instruye a tener una postura de adoración hacia nuestro Padre celestial. Aquel a quien estamos orando tiene un nombre que es santo y debe ser exaltado. Nuestro Dios es alto y sublime, apartado de cualquier otro ser.
El Salmo 29:2 nos instruye a “Dar a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorar a Jehová en la hermosura de la santidad” (RVR1960). No hay nadie como nuestro Dios. Entonces, al comenzar con la oración, entramos en un lugar sagrado donde Jesús recuerda: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Venimos ante Dios con asombro y humildad, con grandes expectativas y esperanza. “Te alabaré para siempre, oh Dios, por lo que has hecho. Confiaré en tu buen nombre en presencia de tu pueblo fiel”. Salmo 52:9 (NTV)
Guía para tu Oración
- Al orar hoy, comienza reconociendo a Dios como tu Padre Celestial. Declara que Él es un buen padre que te ama incondicionalmente y que está contigo en tus circunstancias hoy.
- Ahora dedica unos momentos a reconocer a Dios por su santidad. Alábalo por sus atributos (por ejemplo, es apartado, digno, todopoderoso, misericordioso, sanador, Salvador, etc.)
- Invoca el nombre todopoderoso de Jesús para que te ayude con los problemas que pesan sobre tu corazón. Comparte libremente tus preocupaciones con Él.
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